I Patrón de Asentamientos y Planta Urbana
La denominada Area Maya tiene una extensión aproximada de 350,000 kilómetros cuadrados, la cual contiene la Península de Yucatán, la mayor parte de los estados de Chiapas y Tabasco, en la República Mexicana, todo Belice y Guatemala y la parte occidental de Honduras y El Salvador en Centro América.
Diversos cálculos, considerando la densidad de plataformas de edificios dedicados a la habitación de la población, la extensión de sus ciudades y los requerimientos para su construcción y mantenimiento; permiten suponer alguna vez albergó entre ocho y doce millones de habitantes, entre el 23% al 35% de la población actual.
La población maya, al parecer, sufrió una catástrofe socio-ambiental: ruptura social, guerras, guerras civiles y severas sequías. En el momento de la conquista, es posible considerar que el área maya tuviera apenas cuatro millones de habitantes. Cien años después apenas un millón de ellos habían sobrevivido.
Los patrones de asentamiento en sitios arqueológicos Mayas, de las tierras bajas, muestran grandes variantes, dentro de una cierta lógica de planta urbana. Esta variabilidad tiene características regionales de adaptación al entorno, no siendo, aparentemente, dependiente del período en que los sitios fueron construidos o modificados.
Los sitios arqueológicos muestran una muy variada colección de elementos: viviendas, templos, altares, palacios, almacenes, talleres, puentes, caminos, fortificaciones, salares artificiales, canales, represas, aguadas, chultunes, plazas, patios, baños de vapor, mercados, edificios diseñados para propósitos específicos, camellones de cultivo, y decenas más. Pero todos estos elementos constructivos muestran su pertenencia arquitectonica maya.
Como cualquier asentamiento humano que, por albergar una sociedad compleja y estratificada, adquiere el rango de ciudad, las mayas muestran de manera monumental, mediante sus edificaciones, las múltiples funciones civiles, militares y religiosas a que estuvieron dedicadas. Su disposición, tiende a vincular edificios, y ciudades, entre si con caminos anchos y rectos (sacbé). Rodeando estos complejos arquitectónicos monumentales estuvieron las habitaciones de la gente común, con fachadas y patios orientados hacia los cuatro puntos cardinales.
Como ocurre en el presente, las casas poseían huerto para el cultivo de hortalizas, plantas medicinales y árboles frutales y la crianza de animales domésticos.
Las zonas agrícolas, dedicadas a la milpa, se ubicaban en las afueras. En general el paisaje de los pueblos mayas era un continuo de casas tan sólo interrumpido por la presencia ocasional de conjuntos de arquitectura monumental, así como por áreas de cultivo, terrenos accidentados y cuerpos de agua.
El patrón de asentamiento maya es producto de una forma de organización espacial propia, una alternativa para dar sentido social y político a grandes conglomerados, y no una consecuencia inevitable, en vista de las condiciones ambientales y la tecnología agrícola disponible.
A pesar de que la arquitectura en cada una de las ciudades mayas fue bastante similar, no existió un plan de construcción específico que definiera un orden dentro de la ciudad. Por el contrario, en muchos casos fueron las características del terreno las que definían la ubicación de un determinado edificio.
Un aspecto distintivo de la arquitectura de las ciudades mayas es el hecho de que todas las construcciones que se levantaban se ubicaron alrededor de una plaza central. Dentro de la ciudad maya se establecía un orden para la ubicación y distribución de los edificios principales que se basaba en la facilidad de acceso de todos los ciudadanos. En estas ciudades, los edificios de mayor importancia como los destinados al uso público, las pirámides, campos para juego de pelota, templos y palacios se podían encontrar al centro de la ciudad.